El hombre que canta triste es en realidad un sabio trobador que sabe reírse de todo y de si mismo con una gracia contrastada. Y así, estas canciones como "Tú, garfunkel", "El saben aquel que diu" o "A propósito del asno", se convierten en agridulces relatos de lo cotidiano a la vez que de lo sentimental, en pequeñas "canciones populares" dónde el minimalismo no hace sino esconder el enorme talento de este gran cantante y compositor y de los músicos que le rodean.