El año de la libertad creativa con mayúsculas para Wilco. O al menos eso se deduce del sobresaliente “Yankee Hotel Foxtrot”, una obra maestra que consigue dibujar una grata sonrisa en el oyente muy a pesar de su agresiva gestación (entre finales del 2000 y principios del 2001). Desavenencias personales, empresariales y musicales convirtieron la grabación de “Yankee Hotel Foxtrot” en un proceso autodestructivo y amargo, como se deduce del agridulce sonido y la falsa amabilidad de cada corte. “I am trying to break your heart” y su deconstrucción musical, compuesta casi a base de retales inconexos, la absoluta belleza de “Jesus, etc” o los restos del incendio de “Ashes of American Flags” ya justifican lo imprescindible de un disco íntimo y cercano, de esos que ponen en contacto con uno mismo. Uno de los grandes discos del siglo XXI. Un álbum que ayudó a definir una época y que marcó por completo a toda una generación.