Un Mundo Feliz está impregando de ese realista pesimismo lírico del que es imposible zafarse si se vive con los pies en el suelo. Artista global en el más amplio sentido de la palabra, Ángel ha transitado en su larga carrera musical desde los albores del punk al futurismo, y ahora, en esta asentada pero inquieta madurez, nos ofrece siete temas que parecen haber invernado en los gélidos meses en que Bowie, una de sus referencias más palpables, parió esa genial trilogía berlinesa que es piedra filosofal de la música contemporánea. Acompañado por otras tantas pinturas que vuelcan los sentimientos de las canciones sobre lienzos, Un Mundo Feliz nos habla del intento desesperado de sobrevivir entre tantos signos apocalípticos, de una rabia serena y preñada de humanismo que anhela escapar del angustioso destino que nos aguarda. Y lo hace como siempre, con una elegancia sorprendente.