Se trata de un álbum de homenaje póstumo al fallecido batería nigeriano Tony Allen, uno de los pioneros de la música afrobeat y colaborador durante mucho tiempo de Fela Kuti. El álbum presenta la batería de Allen mezclada con nuevas composiciones del productor estadounidense Adrian Younge, conocido por su trabajo con artistas como Ghostface Killah, Kendrick Lamar y Ali Shaheed Muhammad. La afirmación de que "el jazz ha muerto" es ciertamente controvertida, pero el objetivo de Younge es equiparar a Allen con el espíritu del jazz en su conjunto. La jubilosa urdimbre y las trémulas flautas de temas principales como "Ebun" deberían bastar para saberlo: como la impenetrable durabilidad del jazz, Allen seguirá vivo a través de su obra.