Portishead tuvo su origen en 1994, de la unión de un entusiasta del hip-hop (Geoff Barrow), un músico de jazz (Adrian Utley) y una cantante/compositora (Beth Gibbons), definiendo el concepto de 'trip-hop' con este álbum de debut. Su peculiar forma de trabajar en vivo, cargado de atmósferas cinemáticas (muy evocadoras con el Theremin, el Rodhes y el órgano Hammond) que eran sampleadas y reproducidas en directo y grabadas en vinilo, para luego ser mezcladas directamente en los platos, sumando efectos de scratch y enviadas a Gibbons para añadir posteriormente unas frágiles voces al más puro estilo funk-soul, pero cargadas de gran melancolía. De forma paralela, se realizó un corto (To Kill a Dead Man) muy en consonancia con la atmósfera que transmitía el álbum, tanto en el sonido como en lo visual; brumoso, atormentado y melodramático. Singles como 'Sour Times', 'Glory Box' o 'Dummy' hicieron de este disco una pieza obligada, y con él, la escena de Bristol cambió para siempre.