La bossa nova estaba de moda en 1962, y tras la publicación del LP Jazz Samba de Stan Getz/Charlie Byrd, los productores de discos de jazz estaban ansiosos por conseguir que sus artistas firmados se subieran al carro del «jazz bossa nova». En 1962 se grabó otro LP titulado Big Band Bossa Nova, con Stan Getz al frente de una orquesta dirigida por Gary McFarland. Como director musical de Mercury en aquella época, Quincy Jones era su propio productor y decidió aprovechar la oportunidad con su Big Band Bossa Nova, que reúne algunos clásicos del género de Jobim y unas cuantas composiciones originales, todas maravillosamente arregladas por Jones.